A sus 37 años, el árbitro bonaerense vivirá su primer Superclásico, coronando un recorrido que lo ha visto dirigir algunos de los duelos más emblemáticos del fútbol argentino. A pesar de haber sido designado en ocasiones anteriores, Ramírez no pudo cumplir con la tarea debido a lesiones, pero esta vez, el sueño será una realidad.

Un empleado administrativo con los pies en la tierra

Nacido el 18 de noviembre de 1986 en González Catán, Ramírez no ha dejado que su carrera como árbitro lo aleje de su día a día. Trabaja como empleado administrativo en una obra social, y sigue trasladándose en tren como cualquier ciudadano común. En casa, es esposo de Virginia y padre de Félix y Lázaro, sus «tres soles» que iluminan sus días, tanto dentro como fuera de las canchas.

De los clásicos provinciales al Superclásico

Ramírez debutó en la primera división en 2017, en un partido entre Chacarita y San Martín de San Juan, y desde entonces ha dirigido varios clásicos importantes: Rosario Central vs. Newell’s, San Lorenzo vs. Huracán, y Racing vs. Independiente. Sin embargo, la cita de este sábado tiene un significado especial, ya que será el primer Boca-River que tendrá bajo su control.

Con 155 partidos en su haber y un promedio de casi 5 tarjetas amarillas por encuentro, Ramírez ha ganado notoriedad por su presencia firme y autoridad en el campo de juego. Su nombramiento como árbitro FIFA en 2023 lo ha catapultado a escenarios internacionales, y aunque su experiencia en eventos de alto perfil es limitada, se lo considera uno de los jueces con mayor proyección en el fútbol sudamericano.

Un árbitro de carácter, pero con desafíos físicos

Uno de los atributos más destacados de Ramírez es su capacidad para manejar situaciones de alta tensión en los partidos, manteniendo la calma y gestionando el juego con serenidad. Su estilo de comunicación con los jugadores y entrenadores es respetuoso, lo que le ha permitido ganarse el respeto en el ámbito futbolístico.

Sin embargo, su historial de lesiones ha sido un obstáculo en su carrera. Ramírez viene de recuperarse de un desgarro que lo mantuvo fuera de las canchas durante casi dos meses, lo que plantea preguntas sobre su resistencia física en partidos tan exigentes como el Superclásico.

Expectativas y desafíos en La Bombonera

Con su capacidad para imponer su autoridad y mantener el orden, Ramírez es una elección acertada por parte de la Comisión de Árbitros. Sin embargo, su falta de experiencia en partidos de altísima exposición mediática será un desafío que deberá enfrentar este sábado.

En un Superclásico donde el ritmo vertiginoso y el juego físico suelen ser protagonistas, Ramírez tendrá la oportunidad de demostrar si está listo para ser uno de los referentes del arbitraje a nivel internacional. Todo parece indicar que, si los equipos logran mantener un estilo de juego abierto y dinámico, Ramírez podría lucirse en su debut en el Boca-River, consolidando su lugar en la élite del arbitraje argentino.