En Austin, el argentino desobedeció una orden de equipo y superó a su compañero Pierre Gasly, abriendo una grieta interna en Alpine que su propio jefe, Steve Nielsen, se encargó de exponer con dureza.
“Cualquier instrucción dada desde el muro de boxes es definitiva”, sentenció el director del equipo francés, dejando en claro que la maniobra del joven de 22 años no cayó bien en Enstone.
Sin embargo, lo que para Nielsen fue un acto de indisciplina, para muchos —incluido el propio Colapinto— fue una reacción natural de piloto: instinto puro. En la vuelta 55 de 56, con el monoplaza vibrando y los neumáticos medios aún con algo de vida, Franco vio el hueco en la curva 1 y no dudó. Del otro lado, una orden de radio fría y calculada: “Mantengan posiciones”.
La respuesta del argentino fue casi una declaración de principios: “¿Mantener posiciones? ¡Pero es lento!”
Y fue. Lo pasó. Sin miramientos.
Mientras Gasly se hundía hasta el 19° puesto, Colapinto cruzaba la bandera a cuadros 17°, con un mensaje silencioso pero contundente: el hambre no se negocia.
En el box, las caras largas de los ingenieros contrastaron con el aire de alivio del joven debutante, que explicó su versión con calma:
“Iba mucho más rápido, él tenía gomas más viejas. Si no lo pasaba, nos pasaban a los dos. No tenía sentido discutir por el 17° y 18° lugar.”
Gasly, curtido y diplomático, prefirió no echar más leña al fuego. “Somos demasiado lentos. Hay cosas que revisaremos dentro del equipo”, respondió, casi resignado.
En ese punto, la discusión dejó de ser sobre un adelantamiento irrelevante en los números, para convertirse en una cuestión de filosofía racing.
¿Debe un piloto obedecer ciegamente una orden cuando siente que puede ir más rápido? ¿O debe seguir su instinto, incluso a costa de incomodar a su propio equipo?
Colapinto parece pertenecer al segundo grupo. En un mundo donde la Fórmula 1 a veces premia la obediencia corporativa, el argentino mostró algo que no se entrena: carácter.
El tiempo dirá si Alpine lo considera un problema o una virtud. Por lo pronto, en Austin quedó claro que Franco no solo compite con sus rivales… también con los límites que le imponen.
Fuente: Infobae.
Dejar un comentario