Ese siete de diciembre, de 1997, todos sabían que jugaba su último partido uno de los grandes marcadores centrales del país.
En la victoria de Lanús sobre Estudiantes de La Plata por 3 a 0, se retiraba el cabezon, marcando de penal uno de los goles del equipo “granate”.
El «Cabezón» fue campeón con Boca Juniors, River Plate, San Lorenzo y con la selección argentina, en el Mundial de México ´86. También brilló en el Real Madrid español, A lo largo de su carrera disputó 577 partidos oficiales y convirtió 46 goles.

No solo quedo en la historia del futbol mundial, sino que ahora sigue siendo distinto, pero del otro lado de la pantalla. El cabezón es figura en la pantalla de ESPN y siempre nos deja alguna que otra frase impactante:

“Cada vez que me cambiaba para entrar con la camiseta de la selección argentina me transpiraban las manos, no sentí nada igual en ningún equipo”.

“La Copa del Mundo es la más linda de todas, es incomparable con cualquier otra”.

“Argentina-Brasil es el clásico más grande del mundo, no sólo de Sudamérica”.
“Muero por trabajar en la Selección; no dirigir, porque no estoy preparado, pero sí para lo otro, estar, estar con los juveniles, acompañar”.
“En el 90 contra Brasil no iba a jugar, pero era Brasil y tenía que estar. Entonces, lo agarré al doctor y le pedí que me infiltrara”.
“Ver llorar a los brasileños en la tribuna fue de las satisfacciones más grandes que tuve en mi vida”.

El cabezón sueña con volver a la selección, pero como ayudante de campo “Muero por trabajar en la Selección; no dirigir, porque no estoy preparado, pero sí para lo otro, estar, estar con los juveniles, acompañar”.