El Xeneize, que afrontará este encuentro con una formación suplente, enfrenta no solo la dificultad de jugar en una altura de casi 4.000 metros sobre el nivel del mar, sino también una travesía compleja para llegar a su destino en Bolivia.

Desde hace días, el ambiente en Bolivia estaba revolucionado ante la llegada de Boca, con una logística que implicaba pasar la noche en Sucre y luego emprender un viaje por carretera hasta Potosí. Este trayecto, que involucra recorrer unos 155 kilómetros a través de camionetas 4×4 por rutas complicadas, representa un desafío en sí mismo para el equipo argentino.

La situación se vuelve aún más exigente considerando que Potosí no cuenta con un aeropuerto operativo, lo que obliga a los equipos visitantes a sortear obstáculos adicionales para llegar al lugar del partido. Esta realidad ha generado preocupaciones por la seguridad y la comodidad de los equipos que compiten en la Copa Sudamericana en esta región.

A pesar de estas dificultades logísticas, el encuentro promete ser emocionante, con más del 80% de las localidades vendidas para presenciar el duelo entre Boca y el Nacional Potosí, un equipo que se encuentra liderando su zona en la liga boliviana y que cuenta con un respaldo significativo de su afición local.

El técnico de Boca, Martínez, ha optado por una formación alternativa para este encuentro, dejando a varios de sus jugadores principales entrenándose en Ezeiza para enfrentar el partido del fin de semana ante Newell’s por la Copa de la Liga. Esta estrategia busca equilibrar la exigencia de ambos torneos y dar oportunidad a suplentes y juveniles de demostrar su valía en una competencia internacional.

En conclusión, Boca Juniors enfrenta un debut desafiante en la Copa Sudamericana, con una travesía difícil y retos en la altura que pondrán a prueba la capacidad y la resistencia de su plantel alternativo.