Canapino llegó a estar en el octavo lugar, destacándose en el pelotón de punta, pero una penalización por exceso de velocidad en su última parada en boxes lo relegó al puesto 22, el mismo en el que comenzó, a solo 24 vueltas del final. La victoria fue para el estadounidense Josef Newgarden, quien se impuso en un emocionante duelo final con el mexicano Patricio O’Ward.

Una lucha constante y una penalización determinante

Ante 300.000 espectadores, Canapino demostró su capacidad para competir al más alto nivel. Tras una carrera accidentada desde el inicio, con múltiples incidentes y banderas amarillas, el argentino se mantuvo firme, evitando problemas y avanzando posiciones estratégicamente. En un momento crítico de la carrera, después de una serie de paradas en boxes, logró ubicarse entre los diez primeros, mostrando un ritmo impresionante.

Sin embargo, en la vuelta 171, durante su última entrada a boxes, fue penalizado por exceso de velocidad, lo que lo dejó fuera de la pelea por un lugar en el top ten. A pesar de este contratiempo, Canapino logró completar las 500 Millas, convirtiéndose en el primer argentino en hacerlo desde Raúl Riganti en 1933.

Un desempeño memorable

La actuación de Canapino resonó en las redes sociales, especialmente en X, donde se convirtió en tendencia. Su desempeño fue aún más emotivo dado que compitió con un casco que llevaba fotos de su padre, Alberto. El argentino tuvo una jornada destacada, demostrando su habilidad y tenacidad en una carrera repleta de desafíos.

El triunfo de Josef Newgarden

La carrera, que tuvo más de diez cambios de líder a lo largo de las 200 vueltas, culminó con la victoria de Newgarden, quien mantuvo un ritmo dominante durante la mayor parte de la competencia. Pese a los intentos de O’Ward, que llegó a liderar brevemente, Newgarden consiguió recuperar la punta y asegurar el triunfo en un final de infarto.

Retraso por mal tiempo

La amenaza de mal tiempo se concretó el domingo por la mañana, obligando a posponer el inicio de la carrera cuatro horas debido a una tormenta eléctrica. Las gradas y los boxes fueron evacuados como medida de seguridad. Una vez que la tormenta cesó, se utilizaron vehículos de secado rápido para poner la pista en condiciones y permitir el comienzo de la competencia.

La hazaña de Canapino no solo marca un hito personal sino también un momento significativo para el automovilismo argentino, poniendo de manifiesto el talento y la perseverancia de los pilotos nacionales en los escenarios más exigentes del deporte motor.