Con una historia marcada por sacrificios, dificultades económicas y el apoyo incondicional de su madre, Ribovics se ha forjado como uno de los luchadores más prometedores del deporte.

Un Inicio Marcado por la Resistencia Materna

La madre de Esteban, Daniela, no era precisamente una entusiasta de que su hijo se dedicara a pelear. Desde sus primeras experiencias en el kickboxing, a los 16 años, dejó claro que prefería verlo lejos del octágono. «No quiero que vuelvas a subirte a una jaula», fue la firme advertencia que le dio después de su primera pelea amateur. A pesar de su desacuerdo inicial, el joven salteño decidió seguir su pasión.

Apenas un año después, Ribovics dejó su casa en Tartagal para mudarse a Córdoba, con el objetivo de mejorar sus habilidades de lucha. «Tuve que decirle a mi mamá que no iba a seguir estudiando y que me quería dedicar a pelear», recuerda Esteban. A pesar de su reticencia, Daniela, como toda madre amorosa, accedió a apoyarlo. «Bueno, demostrámelo y hacelo con ganas», le dijo. Y Esteban lo hizo.

El Camino a la UFC: Un Viaje de Sacrificios

El apoyo de su madre fue crucial en los primeros años de su carrera, sobre todo en los momentos más difíciles. Cada viaje, cada campamento de entrenamiento y cada gasto relacionado con su carrera estuvo marcado por la ayuda económica que ella le brindaba. «Todo lo que conseguí es gracias a mi mamá. Le debo cada gota de sudor que derramó por mí», reconoce con gratitud.

Con el tiempo, Esteban fue sumando victorias, lo que le abrió las puertas de la UFC. Sin embargo, el contrato firmado con la empresa no fue suficiente para solucionar sus problemas económicos. «En la UFC, solo ganas plata si peleas y ganas. No hay un salario fijo, por lo que tienes que pelear lo más seguido posible para tener ingresos», comenta el luchador.

Durante sus primeros meses en Estados Unidos, Ribovics tuvo que sobrevivir haciendo trabajos temporales como personal trainer para cubrir sus gastos de entrenamiento y subsistencia. A finales de 2023, una lesión en el hombro lo dejó fuera de combate, lo que complicó aún más su situación financiera. Pero, como siempre, encontró la forma de salir adelante.

Un Golpe de Suerte: La Patada que Cambió Todo

El regreso de Ribovics al octágono en 2024 fue demoledor. En mayo, se llevó una impresionante victoria por nocaut en solo 37 segundos al conectar una brutal patada en el rostro de su oponente, Terrance McKinney. Aunque no recibió el bono por esa pelea, sabía que estaba en el camino correcto.

La recompensa llegó el 15 de septiembre de 2024, cuando venció a Daniel Zellhuber por decisión y, además, obtuvo el ansiado bono de 50 mil dólares por la pelea de la noche. «Es la primera vez que gano un bono, y no será la última», comenta con confianza. Ese dinero le ha brindado una mayor tranquilidad económica, permitiéndole mejorar sus entrenamientos y alimentación para futuras peleas.

El Futuro de Ribovics: Un Sueño por Cumplir

Con tres victorias consecutivas en la UFC, Ribovics no se conforma. A sus 28 años, el argentino sueña con entrar en el Top 15 de los pesos ligeros y enfrentarse a los mejores del mundo. «Sería un sueño pelear con alguien del Top 15, pero cualquier combate que me acerque a esa meta es bienvenido», declara.

El salteño tiene claro que el camino es largo y lleno de obstáculos, pero su motivación es inquebrantable. Con el apoyo de su esposa y la promesa de devolverle a su madre todo lo que ha hecho por él, Ribovics está decidido a seguir escribiendo su historia de superación y éxito en la UFC.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Fuente y fotos: Infobae