Fue superado por largos tramos, pero se llevó un punto que vale más por lo anímico que por lo futbolístico.

Cuando todo parecía perdido y Racing ya escribía mentalmente su primera carta de despedida en la Copa Libertadores, apareció Martín Barrios. El joven mediocampista, que había ingresado en el complemento, cazó un rebote en el área a los 86 minutos y clavó el empate 1-1 ante Colo Colo que le permite a la Academia no solo rescatar un punto, sino mantenerse como líder del Grupo E.

Fue un partido raro. Raro por la ausencia de público, ya que se jugó a puertas cerradas por sanción al club chileno, pero también raro por el guión: Racing llegó como favorito, pero jugó incómodo, impreciso y sin ideas claras. El local aprovechó eso desde el arranque y golpeó de entrada con un buen tanto de Lucas Cepeda a los 9 minutos. Desde ahí, el equipo de Almirón navegó en la confusión.

La historia parecía repetirse una vez más para Racing en el plano continental, donde suele pagar caro los errores. Pero esta vez, los cambios de Gustavo Costas le dieron aire fresco al equipo: Luciano Vietto y Santiago Solari sumaron dinámica, aunque el golpe de efecto vino desde el banco con Barrios, quien fue directo al grano.

Más allá del empate, el rendimiento preocupa. Porque Racing no fue ni intenso ni lúcido. Porque falló en la construcción, perdió los duelos individuales y dependió demasiado de arrestos personales. Lo positivo: el equipo nunca se rindió y, aún lejos de su mejor versión, logró sumar.

Con cuatro puntos en tres fechas, Racing es puntero en su grupo, pero con un calendario exigente por delante. Le tocará visitar a Bucaramanga en Colombia, mientras que Colo Colo intentará revertir su mal arranque en Brasil ante Fortaleza.

La tabla no miente: Racing está arriba. Pero también dice otra cosa entre líneas: necesita más. Porque la historia no se escribe solo con empates agónicos, sino con actuaciones sólidas. El margen de error se achica y en la Copa Libertadores no perdona dos veces.