Sin embargo, el anuncio llegó teñido de un contexto complejo: ausencias de peso, negociaciones frustradas y la necesidad de reinventarse con talento local.

Las bajas que duelen

El entusiasmo inicial chocó con la realidad de los clubes europeos. El Real Madrid blindó a Franco Mastantuono, mientras que el Bayer Leverkusen hizo lo propio con Claudio Echeverri, respaldado además por el Manchester City, dueño de su pase. En la misma línea, el Borussia Dortmund negó la salida de Aaron Anselmino, actualmente lesionado, y el Genoa no soltó a Valentín Carboni.

El caso de Tomás Pérez reflejó la montaña rusa de emociones: con pasaje en mano para Ezeiza, debió frenar en Madrid porque el Porto lo necesitaba de urgencia. Finalmente, Placente lo incluyó en la nómina definitiva.

Figuras que sí estarán

La Albiceleste no se queda sin ilusión. Desde Europa llegarán Julio Soler (Bournemouth), Alejo Sarco (Bayer Leverkusen), Gianluca Prestianni (Benfica) y Mateo Silvetti (Inter Miami). Cuatro nombres que, junto con la base local, buscarán sostener el sueño de un nuevo título mundial.

La apuesta por el fútbol argentino

Placente debió mirar hacia adentro y confió en el semillero local. Boca aporta a Dylan Gorosito y Milton Delgado, Vélez a Álvaro Busso, Tobías Andrada y Maher Carrizo; River dirá presente con Ian Subiabre, mientras que Talleres, Argentinos Juniors, Estudiantes, Gimnasia, Newell’s, Godoy Cruz y San Lorenzo también suman representantes.

El plantel se prepara en el predio de Ezeiza, con amistosos frente a la reserva de Racing como banco de pruebas antes de viajar a Chile.

El desafío en Valparaíso

Argentina debutará el 28 de septiembre ante Cuba, seguirá el 1 de octubre frente a Australia y cerrará el grupo el 4 de octubre contra Italia. Una zona que, a priori, lo obliga a no confiarse y a encontrar rápido funcionamiento colectivo.

Más que una lista, una declaración de intenciones

Lo de Placente no es solo un recorte de 21 nombres. Es la evidencia de cómo el fútbol juvenil convive con la tensión entre el deseo de selección y la prioridad de los clubes europeos. Pero también es la muestra de que Argentina sigue produciendo talentos en casa, capaces de sostener la ilusión cuando las puertas de Europa se cierran.

En Chile no estarán Echeverri ni Mastantuono, pero sí habrá una camada dispuesta a escribir su propia historia. El Sub 20 se reinventa sobre la marcha, fiel al ADN argentino: nunca rendirse, incluso cuando el camino arranca cuesta arriba.