El colombiano eligió Cruz Azul y, con esa decisión, despejó una incógnita que en el mundo xeneize ya dio paso a otra pregunta más profunda: ¿qué tipo de delantero necesita Boca para volver a la Copa Libertadores?
La respuesta, puertas adentro, es clara. Boca irá por un centrodelantero más y la búsqueda ya está en marcha. No hay nombres sobre la mesa, pero sí un perfil definido: será un “9 del exterior”. La idea no es improvisada ni consecuencia exclusiva de la caída del pase de Borja, sino parte de un diagnóstico que la dirigencia viene haciendo desde hace meses.

El análisis arranca por lo que dejó el 2025. Miguel Merentiel sostuvo al equipo con goles y regularidad, pero el resto del frente ofensivo no logró acompañar. Edinson Cavani, llamado a ser la referencia, atravesó un año marcado por las lesiones y la falta de continuidad: apenas 24 partidos y cinco goles, muy lejos de lo esperado. Milton Giménez, en tanto, mostró picos interesantes, pero también largos tramos de sequía que terminaron exponiendo la necesidad de alternativas más confiables.


En ese contexto, Borja aparecía como una solución inmediata. Experiencia, gol probado y conocimiento del fútbol argentino. Sin embargo, la diferencia económica y el proyecto personal del colombiano inclinaron la balanza hacia México. Boca entendió el mensaje y no estiró una negociación que ya no tenía retorno.
El nuevo plan apunta a sumar competencia real en el puesto, pensando especialmente en la Libertadores 2026, el gran objetivo tras dos años de ausencia consecutiva. Riquelme quiere un delantero que eleve el piso del plantel y que llegue con rodaje internacional, sin depender exclusivamente de apuestas internas.
Eso no significa cerrarles la puerta a los juveniles. Valentino Simoni, figura de la Reserva campeona, tendrá su oportunidad: arrancará la pretemporada con el plantel profesional y será observado de cerca. Pero en Boca saben que el salto de Reserva a Copa Libertadores no siempre es inmediato ni justo para un chico.
Así, con Borja definitivamente descartado, Boca reordena su mapa ofensivo. El nombre aún no aparece, pero la decisión está tomada: habrá un nuevo 9 y llegará desde afuera. Porque para volver a competir en serio en América, Román entiende que el gol no se negocia.
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