Respetar los tiempos del reloj biológico es una de las principales prioridades y debemos prestarle atención. Mientras dormimos, nuestras células actúan como un inmenso taller mecánico que se dedica a la reparación y restauración de todos nuestros sistemas, órganos, músculos, funciones, entre otros.
Poca consideración tenemos a la hora de planificar las horas de sueños recomendadas que, por causas ajenas a nuestra voluntad, no lo cuidamos como se merece. Nos vamos acostumbrando a tener malos hábitos, que silenciosamente le pasan factura a nuestra salud física y mental.
El sueño es una actividad vital, sencillamente porque no se puede vivir sin dormir, y aun mas, cuando nos encontramos cansados, el impulso de dormir es tan fuerte que le gana al de comer.

Hay muchos factores que afectan al sueño, como también hay diferentes grupos de personas que padecen estas variantes: están las personas que no duermen, las que duermen demasiado y las que no dejan dormir. Cada una de ellas tiene diferentes causas y los especialistas en medicina, recomiendan hacer un buen diagnóstico para realizar el tratamiento adecuado para cada caso.
Entre la gente que no duerme, es decir los insomnes, hay más de 40 causas distintas que lo provocan. Para hacer un buen tratamiento hay que hacer un buen diagnóstico. Los que duermen demasiado padecen enfermedades que provocan somnolencia diurna, como la narcolepsia o el síndrome de apnea del sueño. Y, los que no dejan dormir sufren lo que llamamos parasomnias, es decir gente que hace cosas mientras duerme, como los sonámbulos o los que hablan en sueños.
El síntoma más evidente suele ser la perturbación del sueño, pero tiene impacto también en el estado de ánimo, la forma física o la energía con la que nos enfrentamos a los retos diarios. Cuando dormimos, reparamos y preparamos a nuestro cerebro para afrontar el día, y lo hacemos tanto desde el punto de vista físico, como psíquico.
Otro punto a tener en cuenta es el mito de las 8 horas, ya que la edad determina cuantas horas debemos dormir. Por ejemplo, un niño debe tener mínimo 11 horas de sueño por la cantidad de energía que gasta durante el día, mientras que un adolescente necesita unas 9 horas. En cambio, para los adultos mayores 6 u 8 horas diarias es suficiente, ya que su consumo de energía es relativamente medio a bajo.

Los expertos, además, recomiendan un periodo de siesta, al considerar que más que un placer es una necesidad. Está comprobado que el cerebro necesita dos períodos de sueño, el que va entre 10-12h de la noche hasta las 6-8h de la mañana, que es el sueño nocturno, y 8 horas después de habernos levantado y ahí está el dato importante; la siesta debe realizarse 8 horas después del periodo de sueño nocturno.
¿Pero, como podemos saber si nuestras horas de sueño son de calidad?, simple: la única manera de saber si hemos dormido bien, es prestar atención en cómo estamos durante el día. Si durante la jornada estamos llenos de energía, de buen humor, con buena memoria, con capacidad de concentración y sin somnolencia querrá decir que hemos dormido bien. Si, por el contrario, andamos de mal humor, con falta de concentración y con pocas energías al final del día, significa que no hemos dormido lo suficiente.
Procurar un buen descanso no solo aporta la energía necesaria para afrontar las actividades del día. Como ya lo mencionamos, al dormir nuestro organismo se repara, las células se regeneran, nuestro sistema se oxigena, nuestros órganos se recomponen, y todo este proceso en conjunto es la clave para vernos más vitales, más jóvenes, más saludables y mejora nuestro bienestar.
Dejar un comentario