Haydée Mercedes Sosa nació en San Miguel de Tucumán el 9 de julio de 1935, coincidiendo con el Día de la Independencia de Argentina. Su vida estuvo marcada siempre por un profundo humanismo y la necesidad de defender causas justas a través de sus canciones. Recordada como una de las máximas figuras de la música folclórica y testimonial de América Latina en el siglo XX. Decía la artista, que hay algo que nadie puede parar, “que es el viento”. La palabra América es de origen maya: amerrikua que significa “tierra de los altos vientos”, y ella fue ese viento que nadie pudo detener.

Se inició en la música en su adolescencia, y en 1962 apareció lo que sería su primer disco, “La voz de la zafra”, no apareció hasta 1962. Esta obra se considera precedente inmediato del movimiento del Nuevo Cancionero, iniciado en Argentina, pero pronto expandido a todo el ámbito de América Latina, que pretendía rescatar los valores estéticos de la música folclórica y popular del continente.

Fue militante del Partido Comunista de Argentina desde 1960 y a partir de 1965, tras una célebre actuación en el Festival Folclórico de Cosquín (Argentina), sumó la reivindicación política a su proyecto artístico para convertirse, junto con los también argentinos Jorge Cafrune y Atahualpa Yupanqui, en uno de los símbolos vivos de la lucha contra las injusticias sociales y la discriminación del elemento indígena americano.

Entre sus discos más marcados están: Yo no canto por cantar (1966), El grito de la tierra (1970), Cantata Sudamericana (1971), Hasta la victoria (1972) y Traigo un pueblo en mi voz (1973). Un compromiso político que le valió la prohibición de sus discos durante los años de la dictadura militar argentina (1976-1983). Entre 1979 y 1982 vivió exiliada en Europa, primero en París y luego en Madrid.

Su último trabajo fue Cantora: un viaje íntimo (2009), en el que interpretaba 34 canciones a dúo con otros tantos artistas latinoamericanos. Aunque estuvo ligada a la lucha por la conservación del medio ambiente, su voz se alzo en defensa de la hermandad de los pueblos latinoamericanos le valió el sobrenombre de «La Voz de América».

Su música le permitieron ganas varios premios entre ellos el Gardel, y el Grammy Latino. También fue nombrada Embajadora de Buena Voluntad de la UNESCO, en 2008.

La inconfundible Mercedes Sosa tiene su propia estatua la plaza Próspero Molina, (Cosquin, Cordoba), que junto a otras obras de arte formarán parte del museo al aire libre de la ciudad. Las obras en avenida Corrientes, la escultura de Sandro ubicada en la puerta del Teatro Gran Rex y las de Bioy Casares y Borges en el bar La Biela de Recoleta, entre otras. Esta extraordinaria mujer murió a los 74 años, en Buenos Aires, el 4 de octubre de 2009.