Fue un clásico de alto voltaje. De polos opuestos que se terminaron sacando chispas. Por un lado, el Racing de las dos caras. Del que sale a jugar y hace goles, pero que deja jugar y los recibe. Por algo llegó al choque del miércoles con 30 goles a favor y otros 30 en contra. Enfrente, un San Lorenzo marcado a fuego por la solidez defensiva. Con récord a cuestas, es el equipo con la valla menos vencida (apenas nueve goles) y uno que se siente cómodo dejando jugar al rival para aprovechar los espacios.

Racing y San Lorenzo se prendieron desde el arranque

Entonces el partido se prendió rápido. No hubo ni tiempo para encender las brasas que el asado ya estaba listo y servido. No habían pasado ni dos minutos cuando Sigali tomó y tiró para atrás a Bareiro. Era penal para San Lorenzo que Mastrángelo no vio y el VAR se desentendió. Sería apenas el aviso de lo que volvería a pasar. Ya en el final, Campi hizo lo mismo con Paolo Guerrero y también se aplicó el siga-siga para afirmar la lógica de que en el área valió todo.

Más allá de esta jugada polémica en el inicio, lo cierto es que el primer tiempo fue de Racing. Un encendido Hauche hizo daño por izquierda aprovechando que la Academia fue ancho con Nardoni bien abierto por derecha. El ex Unión había tenido por ese sector las dos más claras hasta el gol del Demonio, a los 21’ del primer tiempo. Racing ganaba porque en el medio tocaba rápido y con precisión, lo mismo que contra Colón.

Sin embargo, la expulsión del propio Hauche le metió un freno a los 38’. El Demonio le entró en plancha a Hernández en una jugada desafortunada, porque la pierna del defensor de San Lorenzo se deslizó y el Demonio lo terminó pisando. Pero la imagen fue demasiado contundente y el exceso de fuerza por parte del jugador de Racing también.

San Lorenzo tuvo más resto físico que Racing

Ahí cambió el partido. Al local no le quedó otra que replegarse a un 4-4-1 que nunca más fue peligroso para San Lorenzo. Pero ni siquiera así, Insua rompió la línea de tres centrales. En realidad sí, pero fue cuando Pérez vio la doble amarilla y el partido se quedó en diez contra diez. Iban 18’ del segundo tiempo cuando la cancha se empezó a convertir en una estancia para ambos equipos. Y la ventaja la sacó el Ciclón, que terminó con más resto físico.

Las piernas de los académicos pesaron más que las de San Lorenzo y los duelos empezaron a ser visitantes. La velocidad de Barrios fue incontrolable y por el medio Maroni encontró huecos a las espaldas de Moreno y Nardoni.

Quedó la sensación de que San Lorenzo estuvo más cerca de ganarlo en los últimos 10 minutos. Atacó más, pisó con facilidad el área rival y le faltó contundencia en el ataque para darle vuelta el partido a Racing. Gago, por su parte, volvió a sufrir la notoria falta de recambio que tiene hoy en su plantel. Tuvo que aguantar el 1-1 con jugadores tocados y que miraban de reojo el banco casi pidiendo una salida inmediata.

Al fin y al cabo, el empate no le sirvió a ninguno de los dos equipos. Racing no se pudo acercar a la zona de clasificación a las Copas y San Lorenzo prácticamente se despidió del campeonato. Por eso es que el final fue con un desarrollo totalmente partido y sin mediocampo. Lo pudieron ganar los de Insua como también los de Pintita con ese penal no cobrado a Guerrero ya en tiempo adicionado. Para el público neutral fue uno de esos clásicos que se disfrutan, porque jugaron, metieron con todo y se fueron con sabor a poco.