El revisionismo invita a jugar con el origen del propio Instituto, cuya primera Comisión Directiva estuvo integrada por los trabajadores del Ferrocarril Central Córdoba. Hoy, este equipo que protagoniza la Liga Profesional a sólo un año de su regreso a Primera División, es un tren imparable. Y si Alumni fue su inspiración en 1918, por eso los colores rojo y blanco que luce su camiseta, ahora da cátedra de la mano de Diego Dabove. Con 17 puntos y una diferencia de gol favorable, es el líder de la zona A de la Copa de la Liga. Y, para el orgullo de los cordobeses, mira desde arriba a Talleres y Belgrano, nada menos.
“La idea era poder armar un equipo para seguir afianzando a Instituto en durante el segundo año en la máxima categoría dejando la base del equipo de 2023, que logró la permanencia. Dicho grupo de trabajo viene realizando estas gestiones desde que me tocó ser presidente en 2021. Logramos el ascenso a Primera División y no volvimos a bajar; por el contrario, nos potenciamos”, le dijo Juan Cavagliatto, presidente de la Gloria, a Clarín.
Se trata del dirigente más joven en tomar las riendas de Instituto. Con apenas 36 años, se hizo cargo del club tras la renuncia de Roberto Castoldi en plena crisis institucional y deportiva. Cómo habrá sido que Mauricio Caranta renunció a la dirección técnica cuando el equipo estaba penúltimo, más cerca del Federal A que de la Liga Profesional.
Recién salido de la pandemia, con juicios a cuestas y con 938 socios activos, el vicepresidente segundo agarró el timón. El 28 agosto de 2022, Cavagliatto fue elegido presidente en una Asamblea General. No hubo oposición ni elecciones.
Un año y medio después, este hombre que se formó en el básquet por la herencia de su abuelo Toto y su padre Mario, mentores del deporte de la pelota anaranjada en el club, puede jactarse de haber reconstruido a Instituto Atlético Central Córdoba. Hoy, la cifra de 35 mil socios es sinónimo de apoyo a su gestión. Y un crecimiento sostenido que no sólo se ratificó con el ascenso y la competitividad en la élite del fútbol; también, con el Súper 20 y en la Supercopa de básquet. “Este proyecto tiene más de 10 años. Primero, ganando la liga cordobesa y luego, subiendo los escalones correspondientes hasta lograr ser campeones sudamericanos en diciembre”, dice Tatú, como conocen al presidente.
Por supuesto, el fútbol domina la escena. Y en ese sentido, Cavagliatto nombró a Federico Bessone como manager y a Lucas Bovaglio como entrenador. Con el ascenso cumplido, desde junio del año pasado es dirigido por Dabove. Y en cuanto a los refuerzos, llegaron 9 futbolistas. Silvio Romero, en una carrera cíclica que comenzó en Instituto, regresó con toda su experiencia. También se incorporaron Stéfano Moreyra (Colón), Víctor Cabrera (Tigre), Ignacio Russo (Rosario Central), Facundo Suárez (América de Cali), Rodrigo Pérez (Defensor Sporting), Guido Mainero (Sarmiento), Marcos Peano (Unión) y Miguel Brizuela (Vélez).
“Llegar a la punta fue una satisfacción para el equipo y le metemos presión al resto. Era una victoria en casa que necesitábamos. Este es un grupo de 30 jugadores y estamos todos unidos. Y tenemos que seguir por este camino. Ojala que podamos clasificar entre los cuatro», dijo Dabove tras el triunfo (2 a 0) ante Huracán, el lunes en Alta Córdoba.
Ahí mismo, en ese estadio Monumental que renovó todo su sistema de iluminación con 69 equipos con tecnología led de 1200 watts. Asimismo, se desmontaron las viejas columnas ubicadas sobre la tribuna preferencial Diego Klimowicz y se colocaron las nuevas sobre calle Sucre.
“Vi el resumen del partido. ¡Grande Instituto! Muy pero muy contento. Felicitaciones a toda la gente de La Gloria”, le dijo Osvaldo Ardiles a Clarín. El Pitón es uno de los ídolos del club cordobés, integrante de uno de los mejores equipos de su historia, aquel que jugó el Nacional de 1973 y tenía, entre otros, al Matador Mario Alberto Kempes, el Loco Saldaño, Alberto Beltrán y el Zurdo Ceballos. Ese año llegó a préstamo Daniel Willington, otro prócer del fútbol cordobés. Su joya más moderna es Paulo Dybala, como Ardiles y Kempes, campeón del mundo, pero en HD.
«Estoy feliz en Instituto porque este es un grande de la categoría. Y todo el grupo pone el pecho para salir adelante. El club siempre cumple y ahora estamos punteros y buscamos clasificar entre los cuatro primeros. Y no me puedo olvidar de los hinchas, que siempre apoyan y están de nuestro lado”, afirmó Fernando Alarcón, capitán del equipo.
Una prueba de ello puede ratificarla Manuel Roffo, el arquero que llegó de Tigre y se afianzó como titular. Responsable de la derrota con Independiente, fue apoyado ese mismo día con aliento desde las tribunas, y se corporizó como figura ante Huracán.
El plantel se entrena en La Agustina, un predio de 9 hectáreas que el club adquirió en 1974 a cambio de 25 mil dólares que se consiguieron gracias a la venta de Kempes a Rosario Central. Todavía conserva el castillo que construyó Alfredo Larrosa, esposo de Agustína -de ahí el nombre del lugar-, hija de Carlos Tillard, un industrial francés que llegó a Córdoba y compró el terreno delimitado al sur por calle Santa Rosa, al norte por Av. Japón, al este por Juan B. Justo y al oeste por Monseñor Pablo Cabrera.
Allí mismo trabajan la Primera, las divisiones inferiores y se construyó la pensión con 40 futbolistas que sueñan con triunfar en la Gloria como estos jugadores que enorgullecen a la gran porción rojiblanca de Córdoba.
Fuente: Clarin.
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