Con solo 11 años, Faustino Oro se posiciona como líder del torneo nacional más importante. Su victoria ante Lucas Coro lo deja en la cima con 2.5 puntos tras tres rondas. El joven talento enfrentará este viernes una prueba clave ante el gran maestro Diego Flores.


El ascenso de un prodigio

Faustino Oro no solo es el jugador más joven en la historia del Campeonato Argentino Superior, sino que se ha convertido en el centro de todas las miradas. Con un empate en la primera ronda y dos victorias consecutivas, lidera la tabla y asombra con su madurez estratégica y su capacidad para manejar la presión.

Este jueves, tras casi cinco horas de juego, venció a Lucas Coro, quien llegaba como líder invicto. En una partida cargada de tensión y movimientos calculados al milímetro, Faustino demostró que su talento no tiene edad.


Un niño entre gigantes

El torneo, que se lleva a cabo en el salón de la Jefatura de Gabinete en Buenos Aires, reúne a 12 de los mejores ajedrecistas del país, incluyendo seis grandes maestros. A pesar de la presencia de figuras como Sandro Mareco y Diego Flores, Faustino se destaca por su enfoque y habilidades, que superan con creces lo esperado para su edad.

Con su característico atuendo casual y su aire despreocupado, Faustino no pierde la esencia de ser un niño. Durante las partidas, combina jugadas complejas con pausas para comer frutas y barras de cereales, mientras su mente analiza cada movimiento propio y ajeno.


Próxima prueba: Diego Flores

Este viernes, Faustino enfrentará un desafío crucial: se medirá con el gran maestro Diego Flores, siete veces campeón argentino y uno de los mejores ajedrecistas del país. Será una oportunidad para el joven talento de consolidar su liderazgo y demostrar que su desempeño no es casualidad.


Un fenómeno que trasciende el tablero

La victoria de este jueves no solo lo posiciona como líder del torneo, sino que refuerza su lugar como una de las promesas más grandes del ajedrez internacional. A su corta edad, Faustino Oro ya inspira a nuevas generaciones y despierta la admiración de expertos y aficionados.

Con la mirada fija en el trofeo, Faustino continúa haciendo historia en cada partida, recordándonos que el talento, cuando se combina con pasión y dedicación, no conoce límites.